NO HAY MANUAL DE PADRES, SOLO PADRES TRATANDO DE NO SEGUIR UN MANUAL
Ayer por la noche tuvimos la clausura de la ESCUELA DE PADRES del colegio de mis hijos. Y yo feliz con mi diploma de reconocimiento por mi participación. Tengo que confesar que amo recibir diplomas y regresé a mi infancia. Pero más allá de egocentrismos, tengo que confesar varias cosas mucho más relevantes.
Empecé acudiendo a las sesiones, con un poco de reticencia, un poco obligada- un poco para hacerme conocer, por que tengo que confesar que educar a mis hijos no es fácil, pensé que iba a ser LA MAMA PERFECTA, pero estoy muy lejos de serlo.
También tengo que confesar que pensé que acudir a la ESCUELA DE PADRES iba a ser más una obligación que un gusto, pero esto dista bastante de la realidad. A sido una experiencia enriquecedora y maravillosa, me ha hecho encontrarme conmigo misma, con mi espiritualidad, con mi esencia, con mi virtud de ser madre y con mi derecho a ser una madre imperfecta. Y aprender de mis errores, a reconocerme como ser humano y a querer ser siempre mejor por mí, por mi esposo y por mis hijos.
Les comento que para el próximo año participaré encantada con muchas ganas de seguir aprendiendo a reconocerme y a mejorar y negociaré mejor con mi esposo para ambos poder acudir a las mismas, no para que vean que NOS COMPROMETEMOS sino para mejorar en NUESTRO COMPROMISO COMO PADRES.
Gracias Colegio Santa Rita de Casia, por ayudarme a ser mejor persona. Por reconocerme como persona con mis virtudes y defectos pero en resumen con una vulnerabilidad humana y deseos de ser mejor.
Atentamente
Karen Pérez Vargas de Squizzato